viernes, 9 de abril de 2010

sensaciones

No tiene sentido, nada de lo que hago tiene sentido. Ahora se porque. En realidad estoy muerto. Ando por ahí, haciendo cosas de vivos, haciéndome pasar por vivo, pero en realidad estoy muerto por dentro. Porque ya no espero nada, no quiero nada, solo sobrevivo, respiro, me agarro a esta vida zombi en la que sonrío a los demás mientras lloro por dentro, aparentando ser uno más y estar superándolo todo y es mentira. Me siento como si fuera otro, como si estuviera viendo desde fuera lo que hago, como un actor que visionara su propia película, pero no soy yo el que llama, el que habla, el que anda, es la película de mi vida, de la que yo no soy protagonista, solo un secundario que a veces se da cuenta de que no sirve de nada estar en contra, oponerse a esa realidad ficticia que te anestesia y te permite seguir adelante, o quizá atrás, a ninguna parte porque en realidad no soy yo.

Me fallan las fuerzas, y a la vez, cada vez son más los obstáculos, las cosas que salen mal, las dudas, los inconvenientes, los imponderables. Es como andar contra un viento huracanado que cada cuatro pasos te empuja hacia atrás cinco y te deja peor que antes, con menos fuerzas para seguir. Pero todo sigue. ¿Sigue porque no me rindo o quizá porque ni siquiera tengo el valor de rendirme? Más bien esto último. Nunca he tenido valor para luchar por lo que merecía la pena, me he perdido en batallas intrascendentes, por nimiedades que no servían para nada, preocupado por gente que me vendía a las primeras de cambio, en cuanto no les era útil, pensando en grandes objetivos lejanos y olvidándome de lo que de verdad importaba. De las pequeñas cosas. De mis objetivos. De mis necesidades. De mí.

Mientras escribía esto me han llamado al móvil para una entrevista de trabajo. Me he hecho el tío ocupado y he pedido que la cita fuera a las doce en vez de a las once por que tenía cosas que hacer. Casi no me salían las palabras. He perdido por completo la habilidad para transmitir confianza. Solo transmito inseguridad, miedo, genero desconfianza.

Es lo que hay. Siempre he sido un inútil queriendo parecer un tío válido, alguien que lo comprendía todo, cuando ni siquiera entendía lo fundamental.

Estoy cansado, muy cansado. No sé si iré a esa cita.